WonkaPistas

19.10.05

Ránkings escolares

Hace unos días, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid publicó el listado de los colegios de primaria de la región con las notas obtenidas en una evaluación de los conocimientos de los alumnos de sexto de Primaria llevada a cabo hace unos meses. La prueba no fue nada del otro mundo, pero, a pesar de su sencillez (y, probablemente, excesiva facilidad en alguno de sus apartados) era, a fin de cuentas, una prueba común aplicada a todos los centros, la primera de estas características de la que tenemos noticia. En un principio, se publicaron los resultados conjuntos (mediocres, por cierto); desde hace unos días contamos con las notas de cada centro para cada uno de los apartados de la prueba. A mí me parece estupendo.

A otros no les parece tan bien. Por ejemplo, al columnista de la sección de Madrid del ABC, Pedro Montoliú (ABC, 17-10-2005, p. 36), que argumenta como tantas veces he oído argumentar, y, en última instancia, sin toda la razón. Se queja de que el objetivo de la prueba era "determinar el nivel educativo de 56.000 alumnos, no realizar una liga escolar, que es algo muy diferente", razonando que la nota no significa lo mismo en unos centros que en otros:

Quizás una nota media de un cinco en un colegio de determinados barrios o pueblos... sea equivalente a un ocho en otros en función del esfuerzo realizado por las comunidades educativas para paliar la falta de medios, la masificación, la concentración de escolares con problemas de idioma o la mayor cantidad de niños que viven en familias desestructuradas.

Teniendo esto en cuenta, él ve un problema:

...la publicación de un listado de 1.153 centros situados por calificaciones puede llegar a provocar incluso un desequilibrio no deseado en la elección de centro ya de por sí afectada por la polémica entre públicos y concertados.

Vayamos por partes. Es obvio que, sea cual sea la prueba, una misma "nota" no tiene por qué significar lo mismo en un centro y otro, pues las circunstancias de cada uno pueden ser muy distintas. Tómense, por ejemplo, dos centros públicos, uno enfrente del otro, en el mismo barrio de una ciudad dormitorio de Madrid, pero uno con un porcentaje relativamente alto de inmigrantes y el otro con un porcentaje relativamente bajo. Lo más probable es que las dificultades para la enseñanza sean mayores en el primero y que, sólo por eso y teniendo en cuenta que las dotaciones de medios (tanto en cantidad como en calidad) en los centros públicos suelen ser muy similares y que el margen de maniobra que los centros tienen en el manejo de esos recursos es muy pequeño, la calificación del primero será usualmente inferior a la del segundo. No les cuento un caso hipotético; les hablo de dos colegios que conozco de cerca. Efectivamente, la nota media del primero es 6,10; la del segundo es de 6,66. Concedida la matización, por tanto.

Sin embargo, que ello sea así no le quita toda la utilidad a ese tipo de notas, sobre todo si las pruebas se repiten año tras año. Primero, pueden servir para observar la evolución de un centro. Segundo, pueden servir, a pesar de todo, para comparar unos centros con otros. Dirán ustedes que no, que los estudios que intentan este tipo de comparaciones (diacrónicas o sincrónicas) tienen todo tipo de problemas: que si el test no es el mismo cada año, que si la composición social de quienes lo toman varía en el tiempo, que si pueden intervenir circunstancias temporales que no se pueden tener en cuenta en un análisis cuantitativo, que las variables de control (nivel social del alumno, del centro; nivel de conocimientos de los padres, equipamiento cultural de sus hogares, etc., etc.) son demasiado gruesas, que las técnicas de análisis cuantitativo no están del todo depuradas, y así sucesivamente (problemas que son examinados, por ejemplo, aquí). Concedido, también.

Lo que ocurre es que no estamos hablando de un estudio científico sistemático acerca de qué factores influyen en el rendimiento escolar, sino de la elección de centros por parte de las familias. Dejando de lado todas las limitaciones legales y reglamentarias que enmarcan dicha elección, los padres eligen, como se elige en los mercados, según sus preferencias subjetivas y teniendo en cuenta una cantidad razonable de información. ¿Qué quiere decir "razonable"? ¿Toda la información, información perfecta como creen tantos economistas en sus modelos de mercados irreales? No. Se trata de información suficiente. ¿Cuánta es suficiente? En los mercados, y en el pseudomercado educativo, es cada individuo, en este caso los padres, los que consideran cuánto es suficiente, no una instancia superior que vela por que su elección maximice su utilidad. A unos les bastará con lo que le digan sus familiares, amigos o vecinos acerca del colegio de sus hijos, y no necesariamente todos ellos, sino sólo los localizados en una zona muy concreta, cerca de casa (o de la casa de los abuelos). Otros querrán más información, procurando hablar con alguien del equipo directivo del centro. Otros querrán ver in situ el ambiente del centro. Otros, por último, preferirán, además, contar con indicadores cuantitativos (¿cuánta gente aprueba Bachillerato? ¿qué nota media sacan en selectividad?). Unos considerarán varios centros, otros un par de ellos.

Con esas informaciones y con esas preferencias, los padres elegirán según su leal saber y entender, con las limitaciones propias de la racionalidad humana, con las limitaciones con las que operamos en casi todos los ámbitos de nuestra vida. Nada garantiza el acierto en la elección, obviamente, pero no hay manera humana de garantizarlo.Y, desde luego, quien menos puede garantizarlo es una autoridad central, alejada del conocimiento directo de las características individuales de los niños, de sus familias y de los colegios.

Lo que nos está diciendo implícitamente el articulista es que los padres se van a equivocar todavía más si cuentan con la información de un ránking escolar. No sólo van a seguir obnubilados por la "polémica" entre centros públicos y privados, sino que se van a dejar guiar por una nota sin tener en cuenta todo lo que hay detrás de ésta. ¿Y cómo sabe el articulista que los padres, todos los padres, van a interpretar la información que proporciona una nota sin la información que tienen de su contexto? Unos quizá lo hagan así, pero otros probablemente no. Por ejemplo, al comparar los dos colegios antes mencionados, verán una diferencia de medias favorable a uno, pero observarán que este último tiene mejores condiciones de partida para la enseñanza, lo que quizás les lleve a relativizar el valor de la nota. ¿Cuánto? No sé qué decirles, pues, de nuevo, será un juicio subjetivo, basado en las preferencias y conocimientos únicos de esa familia. Por otra parte, aunque sean pocos los padres que mejoren su capacidad de elección, esto puede marcar una diferencia. Esta diferencia sería muy importante si si el sistema escolar funcionase de manera parecida a un mercado (tal como aquí se propone), pero incluso puede ser relevante en un sistema como el nuestro, pues serán esos padres los más "móviles", los más dispuestos a explorar, los que, quizá, supongan un exceso de demanda para unos centros y un defecto para otros.

Lo que teme el articulista es, en el fondo, ese "desequilibrio no deseado en la elección de centro". Es decir, que la gente se ponga a comparar con más y mejor información que antes y dirija todavía más sus pasos a los centros (públicos o privados) que, con toda la homogeneidad y todas las limitaciones de nuestro sistema educativo, mejores resultados ofrecen. Y que, por tanto, se revele lo malos que son algunos de esos centros. Y que, indirectamente, nos demos cuenta de que el sistema de enseñanza, al tratar a todos los centros por igual, no estimula los mejores comportamientos ni disuade de los peores; esto es, que no hace todo lo posible para ofrecernos una enseñanza de calidad. Y que la planificación que tan sabiamente hacen nuestras autoridades de la satisfacción de las necesidades escolares vale para bien poco. Eso es lo que le preocupa al articulista, el desequilibrio "no deseado". No deseado, ¿por quién? ¿Por las autoridades educativas, cómodas y felices en sus políticas de mantenimiento o parcheo del statu quo? ¿Por los profesores malos y mediocres que no quieren oír hablar ni un minuto de exigencia ni de la posibilidad de perder su trabajo por ineptitud y poco esfuerzo? ¿Por las familias poco exigentes que se acomodan con el mínimo esfuerzo al estado de cosas? ¿Por los medios del sector, que, con alguna honrosa excepción, se encuentran también en su salsa con el statu quo?

Lo que el articulista teme, en última instancia, es la libertad de elección por parte de los padres. Y lo que a mí me da miedo es lo extendido que está ese temor.

5 Comments:

  • No voy a entrar en los aspectos de tu comentario que comparto en gran medida. Creo que es necesario hacer pruebas y disponer de herramientas de análisis para ir detectando problemas e intoduciendo mejoras razonadas. Ello requiere dotarse de medios de análisis consistentes y reiterados. Y para ello habrá que vencer resistencias y tomar posturas firmes (resistencias de profesores y colegios) (posturas firmes a la hora de definir las pruebas y ponerlas en marcha con conocimiento y con sentido).

    Y por ello lo ocurrido con esta prueba no es el mejor modo de empezar a construir ese modo de evaluar. A los centros se les dijo explícitamente que los resultados eran secretos y que los padres que desearan conocer los resultados deberían solicitarlo (esta información la recogió la prensa en su día reiteradamente).

    Y, a la postre, los resultados han sido publicados sin consentimiento de los centros, quebrando la confianza que pudieran tener en la Consejería.

    Esta información obra en mi poder porque en el centro donde estudia mi hijo ha sido objeto de una gran discusión -el centro obtuvo una nota media de 7,01 (con un dispar resultado por áreas de conocimiento que ha preocupado a algunos padres)- pero la dirección del centro considera que se han vulnerado los principios de confidencialidad sobre los que se autorizó el desarrollo de la prueba.

    By Blogger Salvatierra de Barros, at 10/19/2005 4:03 p. m.  

  • Y sigo aquí ..... El problema de los ránking es que hecha la ley, hecha la trampa ..... y podrá empezar a ocurrir como con la selectividad ..... los centros preocupados por el ránking se deshacen de alumnos que lo rebajan (esto ocurre en privados y concertados, no en públicos, por lo que cuentan por ahí). Sólo algunos centros que dicen expresamente que no hacen caso de ránking siguen aceptando en los últimos años alumnos mediocres y malos. Sería curioso ver qué centros mantienen siempre buena nota y qué centros resultan erráticos (estos no eliminan a los peores; este es, por ejemplo, el caso del colegio de mis hijos; de ahí que sus resultados en selectividad sean absolutamente dispares unos años y otros en función de cómo sea el grupo que llega a ese nivel cada año; otra cosa es que por la transparencia del centro en su información los padres sepamos que, en la medida de los posible, el centro trata de orientar a cada alumno para que tome la salida que más le conviene sea ésta selectividad, módulos, etc.... sin importarle el conseguir una nota que luzca hermosa en cualquier ránking).

    By Blogger Salvatierra de Barros, at 10/19/2005 4:08 p. m.  

  • Salvatierra, con respecto a la cuestión de "procedimiento" (y de confianza) que resaltas, yo no tengo información directa, pero los que sí la tienen me dicen que el proceso ha sido el siguiente. La oposición parlamentaria reclamó del gobierno de la CAM el listado de notas por centros. El gobierno accedió (¿podría no haberlo hecho?) y, aparentemente, alguien de algún grupo parlamentario lo filtró a un periódico, que lo publicó. Una vez publicado por este periódico, al parecer, el gobierno de la CAM decidió hacerlo público para todos los medios. No es desde luego la mejor manera de empezar a manejarnos con este tipo de informaciones.

    By Blogger Wonka, at 10/19/2005 4:52 p. m.  

  • Estimado/a Salvatierra, lamento que estés en un error. Según he constatado, son los centros públicos los que se deshacen de los alumnos antes de presentarlos a selectividad: eso ocurre al menos en tres de las cuatro comunidades en las que han salido ránkings de Selectividad.
    Lo general es que la pública presente a muchos menos alumnos de los que tiene matriculados a Selectividad (estoy hablando de resultados globales, no de todos los centros), mientras que la privada no puede permitirse ese lujo.
    Creo que la selección de alumnos de la que hablas se produce en etapas obligatorias y en casos puntuales: un alumno expulsado de un centro privado es escolarizado en la pública. Pero no ocurre en Bachillerato.
    Por cierto, también es la pública la que más "hincha" la nota, al menos en Madrid (es otro prejuicio no avalado por datos que corre mucho por ahí).
    El único problema de los ránkings de selectividad es que es la única información que hay en un mundillo extremadamente opaco: si se pudieran seguir trayectorias, muchos de los problemas se resolverían. El problema de la información parcial no es lo que sabes, sino lo que no sabes.
    Sobre las trayectorias desiguiales en un centro, también se pueden mejorar, pero trabajando mucho: te puede ilustrar esta entrevista.
    El sistema ocultista nos ha llevado a un 30% de fracaso escolar y a ser los últimos en Europa en graduados en Bachillerato. ¿Hasta qué infiernos es necesario descender
    para que se hagan públicos más datos que permitan saber qué es lo que está ocurriendo? Pon tú mismo/a el límite.

    By Blogger teramenes, at 10/19/2005 10:18 p. m.  

  • Salvatierra, según mis datos, en Madrid el número de alumnos aprobados en 2º de Bachillerato que no se presentan a Selectividad es despreciable en términos estadísticos. Aunque no vayan a ir a la Universidad, si han llegado hasta allí, la hacen. Hay algún antiguo centro integrado de FP devenido por la Logse en Instituto en el que ese dato puede tener en importancia, pero en conjunto ronda el 1%. Para ello me baso en las estadísticas de graduados en Bachillerato (www.mec.es) y en las de presentados a Selectividad (www.ine.es). Lamento no tener a mano la página exacta.

    Otra cosa es lo de los centros privados. Prácticamente se dividen en dos: los centros serios, que obtienen bastantes buenos resultados, y las academias y similares, que aprueban más fácilmente el Bachillerato pero que obtienen resultados poco menos que catastróficos en Selectividad. Hay mucha gente que prefiere pagar dos años de buen Bachillerato en un privado de cierta categoría, y otros que ven que la única manera de que su hijo llegue a Bachillerato y luego se desvíe a una privada que no exija Selectividad es metiéndolo en una academia (recuerdo que fue el PP el que intentó acabar con este abuso, y el PSOE el que lo mantuvo a sabiendas).

    Y, sí, estoy de acuerdo contigo que el objetivo de la evaluación, de los datos y de los desagregados debe ser el centro, porque allí está la esencia de los errores y aciertos, y allí donde se pueden agregar las medidas correctoras.

    By Blogger teramenes, at 10/20/2005 12:16 p. m.  

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